domingo, 1 de febrero de 2009

EL ASTROARTE DE ROBERTONI GÓMEZ 2008

Hubo una vez un dios travieso al que se le ocurrió decir hágase la luz, y la luz se hizo. A la claridad que se separó de las tinieblas llamó día y su insignia era el sol, y a las sombras que quedaron llamó noche, y la luna la representó.
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En otra ocasión, jugando con sus primeras creaciones, su ocurrencia le dictó equiparar los tiempos de duración de cada extremo, llamando a este nuevo fenómeno de manera extraña: equinoccio.
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Con el tiempo, otra de sus creaciones, que hasta el momento ni él sabe si fue lo mejor o lo peor, se maravilló de este último fenómeno de nombre extraño y lo hizo evidente en obras escultóricas monumentales, tales como el templo de Kukulcán, ubicado en Chichén Itzá, de herencia maya-tolteca.
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En la actualidad, este fenómeno astronómico sigue causando admiración. El escultor Villaflorense Robertoni Gómez, realizó un trabajo de investigación que duró año y medio, para comprender los instantes en que suceden determinados cambios estacionales, distintos para el hemisferio norte y el hemisferio sur, y utilizarlos para crear una figura luminosa, proyectada por espejos sobre una superficie plana, con las condiciones especiales de sombras y luces de los dos equinoccios del año: el de marzo y el de septiembre.
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LA OBRA
Vayamos por partes. De esta investigación, el artista plástico creó tres esculturas con dos espejos cada una, que dan la impresión de un libro abierto viendo al cielo, y en cada espejo pintó una de las tres partes que dan forma a la proyección. La elegida por el artista es el globo terráqueo, la cual se ve solamente en dos ocasiones al año; de ahí la importancia y la grandeza de la obra nominada REFLEJO DE LA TIERRA.
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Algunos de los asistentes al espectáculo, apreciado los días 21 y 22 de marzo, comentaban que, en esta ocasión, Robertoni la hizo de escultor, de pintor y de astrónomo. Algo de razón había en sus palabras.
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Los equinoccios realmente son un momento particular, un instante de tiempo que ocurre en una hora determinada, en vez de todo un día (aunque acostumbramos llamar equinoccio al día en que ocurre este instante).
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En esta ocasión fue alrededor de las 2 de la tarde cuando, por fin, la imagen completó el reflejo de la tierra. Se proyectó a cabalidad en una pared blanca de la Escuela de Odontología de la UNICACH, con un viento inusitado que vino también a presenciar el instante de una lluvia de felicitaciones al autor, que con esta obra refrenda su compromiso con la vanguardia en el arte universal.
Rodrigo Ramón Aquino

El día de la inauguración de la obra en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), el escultor Robertoni Gómez es entrevistado para un medio local
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